martes, 7 de julio de 2015

PONENCIA BRUSELAS 28 DE MAYO

PLATAFORMA DE ASOCIACIONES Y SINDICATOS DE BOMBEROS FORESTALES Los “BOMBEROS FORESTALES” que integran los operativos de prevención y extinción de incendios forestales de España, solicitan de las Administraciones públicas que gestionan este servicio, que actúen con total responsabilidad en cuanto a la salvaguarda del patrimonio natural y de los bienes y la vida de las personas, porque entendemos, que eso es velar por el interés general. En la actualidad, son varios los factores a tener en cuenta que han hecho alcanzar esta problemática situación entorno a los incendios forestales. En primer lugar, hemos de ponernos en antecedentes y observar que nos dirigimos hacia un futuro muy poco esperanzador debido al nuevo modelo de incendio forestal al que nos enfrentamos de un tiempo a esta parte. Debido a las políticas medioambientales de las últimas décadas, al éxodo rural incesante desde los años sesenta y en general, a la prácticamente nula explotación del medio forestal, nuestros montes se han convertido en auténticas bombas de relojería, ya que la proliferación de material combustible ha elevado exorbitantemente la carga de fuego de estos, y ha generado una continuidad tanto horizontal como vertical, que nos conduce inevitablemente a la producción de GIF´s (Grandes Incendios Forestales >500 Ha). Este modelo de incendio, inmensamente devastador y cada vez más frecuente, es ocasionado a causa del mínimo margen de tiempo del que los equipos de “bomberos forestales” disponen para iniciar el ataque, antes de que un incendio de pequeñas dimensiones se escape de las posibilidades de extinción, posibilidades que cada vez en mayor medida, se ven reducidas debido a los efectos del inminente cambio climático que empieza a castigar ya duramente a los países mediterráneos. Por otro lado, hemos de atender a una problemática de mayor gravedad si cabe, y es la aparición cada vez más frecuente de incendios de interfaz, producidos cada año en mayor medida debido a la masiva construcción de estructuras habitables en terrenos de influencia forestal directa durante los dos últimos decenios. Estos incendios que ponen en serio riesgo los bienes y vidas de las personas, requieren de especial atención y exigen como mínimo, que la formación de los operativos de prevención y extinción de incendios forestales evolucione de la misma manera que lo hacen los modelos de incendio. De esta manera, hemos de centrarnos en un futuro enfocado hacia la profesionalización de los “bomberos forestales”, aplicando unos buenos planes formativos continuos y homogéneos que aseguren la eficaz atención de una emergencia, tanto por incendio forestal, como por cualquier tipo de contingencia que tenga lugar en el medio natural y rural, y garantizar así pues, una primera intervención rápida y eficiente, máxime, cuando corren grave riesgo las vidas de las personas, y teniendo prevista una segunda actividad y/o unos códigos reductores de la seguridad social, que permitan mantener a estos equipos al cien por cien de sus capacidades físicas tal y como la atención de emergencias exige. Se ha de prestar especial atención a que todos los planes de emergencias por incendio forestal, integrantes de los planes territoriales de emergencias de las Comunidades Autónomas, establecen diferentes tipos de riesgo dependiendo de la época del año, estos planes, fijan el riesgo alto, medio y bajo, este último, suele coincidir con la estación invernal, pero nunca se contempla el riesgo cero, ya que el riesgo cero, no existe. Sin embargo, las administraciones, aprovechan esta época de riesgo bajo para desmantelar los servicios, obviando el peligro que esto supone para la población. Los “bomberos forestales” denunciamos este hecho, ya que cualquier servicio de emergencias, ha de primar la prevención ante la actuación, no solo se trata de estar preparados para cuando tenga lugar la situación de emergencia, sino de tratar por todos los medios que esa situación de emergencia no se produzca, y de ahí la importancia de las tareas de prevención. Entendemos que la época de riesgo bajo es el momento de centrar los esfuerzos en las tareas de prevención y no la excusa para la desactivación total del servicio de emergencias, durante la época de riesgo bajo, hemos de utilizar los medios materiales y humanos en las tareas de prevención, asegurando a su vez, la atención de las emergencias que durante este periodo de tiempo se produzcan. En este punto, es obligado citar, el erróneo enfoque que desde el estado español se está dando a la atención de las emergencias por incendio forestal y la nefasta gestión que de los presupuestos se realiza, ya que contrariando a la lógica, el ochenta y cinco por ciento de estas partidas presupuestarias, son utilizadas en la extinción de los incendios, dejando completamente de lado las tareas preventivas, se centran la mayor parte de los recursos económicos en la adquisición de innumerables medios aéreos y a los medios humanos se les mantiene con una absolutamente escasa formación y dotación, sin cumplir los objetivos europeos en cuanto a acreditaciones profesionales se refiere, siendo estos medios humanos, los que sufren más directamente los efectos de los recortes presupuestarios, ya que cada vez, han de enfrentarse a situaciones de emergencia que entrañan mayores riesgos con menor número de efectivos, prueba de ello, son las 245 víctimas mortales en incendios forestales en los últimos veinte años, sin que el gobierno, haya hecho lo más mínimo para remediar esta inaceptable pérdida de vidas humanas. Entendemos que el futuro de la atención de emergencias por incendio forestal, pasa por llevar a cabo un plan de trabajo preventivo, creando y manteniendo infraestructuras de defensa contra incendios forestales, como cortafuegos, fajas auxiliares, limpieza de áreas recreativas, perímetros de edificaciones de influencia forestal, etc… pero no caer en el error de utilizar a los equipos de “bomberos forestales” para llevar a cabo tareas silvícolas que no se ciñen a la definición más estricta de la prevención. En resumidas cuentas, exigimos que este servicio de emergencias, sea cien por cien servicio público, porque no contemplamos que un servicio reconocido como esencial para la ciudadanía, sea gestionado a través de empresas públicas y/o privadas que utilizan parte de las partidas presupuestarias para obtener un beneficio empresarial, además de incurrir en una duplicidad de gestión burocrática la cual conlleva un gasto en detrimento del servicio al ciudadano. De la misma manera, exigimos también que los componentes de este servicio obtengan un carácter de contratación del cien por cien, ya que no ha lugar que los profesionales de este servicio esencial no puedan trabajar durante todo el año ya que el servicio ha de estar plenamente operativo durante los doce meses del año, ya que como se citaba anteriormente, EL RIESGO CERO NO EXISTE y durante la época de riesgo bajo debemos centrar los esfuerzos en la prevención. Observamos pues, que la evolución lógica de los operativos de prevención y extinción de incendios forestales, pasa por el reconocimiento en general de la profesión, estableciéndose como un servicio de emergencias medioambiental, capaz de actuar tanto en emergencias producidas por incendio forestal, como en cualquier tipo de emergencia de carácter meteorológico o contingencia que tenga lugar en el medio natural y rural, actuando como primeros intervinientes, reduciendo así los tiempos de repuesta en las zonas más desprotegidas. Para esto, se hace imprescindible la regulación de la profesión mediante el reconocimiento de una categoría profesional que refleje la realidad de las funciones que se asignan, y que proteja a los trabajadores de prevención y extinción de incendios forestales de los riesgos y enfermedades laborales propias de los trabajos que se realizan. Por otro lado, y siendo consecuentes con las exigencias europeas, se ha de establecer una formación adecuada, legislada y heterogénea para todos, que permita la accesibilidad a la certificación de competencias profesionales, dotando de esta manera a los intervinientes de los conocimientos técnicos necesarios para llevar a cabo sus cometidos, siendo también de especial importancia, el estudio en profundidad de la gestión de los presupuestos destinados a este fin, ya que debemos evitar por todos los medios el actual modelo de utilización de las partidas económicas, que está demostrado que no son rentables, ya que ahorrando en las tareas preventivas, solo conseguimos tener que hacer inversiones millonarias en la extinción de incendios que cada vez alcanzan mayores dimensiones, son extremadamente más virulentos y ponen en serio riesgo los bienes y las vidas de las personas, además de sumar a estas cuantiosas cantidades las enormes subvenciones que se han de aprobar para paliar los destructivos efectos producidos en las zonas declaradas catastróficas, no olvidemos, que a España, los gastos ocasionados por las catástrofes naturales le suponen más de mil millones de euros anuales. Creemos un excelente servicio de emergencias medioambientales, profesional, preparado, formado, eficaz y eficiente que garantice la salvaguarda del patrimonio medioambiental y los bienes y las vidas de las personas, desechemos el denominado negocio del fuego, con la seguridad no se comercia. Descargar pdf: