Desde la Plataforma Asociativa y
Sindical de Bomberos Forestales (PASBF),
queremos expresar públicamente nuestra total solidaridad con la compañera
Silvia Figuerola, responsable de seguridad de las organizaciones SLTA y CSPA, y nuestra repulsa por el despido que ha sufrido por parte de
la empresa de helicópteros Inaer, propiedad del grupo Babcock International, a
raíz de denunciar unas irregularidades detectadas en esta empresa ante la
Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA).
Desde nuestra experiencia laboral
en temas de seguridad con esta persona, podemos asegurar que Silvia es una
profesional integra como pocas, que siempre ha defendido la transparencia y la
mejora de la seguridad en las operaciones aéreas por encima de cualquier
presión u objetivo empresarial.
Consideramos que no sólo es un
ataque directo contra una trabajadora, sino que es mucho más, es un ataque
directo contra todo el sistema de seguridad aéreo, el cual si nadie le pone
remedio se verá gravemente dañado desde su base.
Por ello, desde hoy mismo esta
plataforma pone todos sus medios disponibles a combatir esta injusta acción.
Al igual que expresaban nuestros
compañeros del SLTA mediante nota de
prensa en días previos, consideramos que la mejora de la seguridad de los
profesionales y las operaciones aéreas debe ser cosa de todos, por lo que
pedimos públicamente una unión de todos los colectivos implicados para combatir
esta tremenda injusticia.
Este gravísimo asunto del despido de una compañera integra y
profesional como poc@s por defender la seguridad de todos, nos tiene que hacer
pensar en qué tipo de país vivimos, donde se despide a trabajadores altamente
cualificados por velar por la seguridad de tod@s, en vez de premiarlos por
hacerlo.
Desde PASBF
exigimos la readmisión inmediata de la compañera y un profundo análisis por
parte de los contratantes de Inaer si
con su actitud ante este caso, sería razonable mantener vínculos contractuales
con una empresa que despide a trabajador@s no por su profesionalidad,
absolutamente indiscutible, sino como castigo por velar por la característica
principal de cualquier operación aérea: LA
SEGURIDAD.